jueves, 13 de septiembre de 2012

Lady Day, la voz de la pena


Si tuvieras la capacidad para expresar todo lo que cuenta la voz de Billie Holiday, no serías afortunado. Serías muy desgraciado.

Su tu madre tenía treces años cuando naciste, tu padre catorce, si después de intentar violarte a los diez años, por no considerarte inocente, eres apartada de tu madre y recluida en un tétrica institución católica, si tu abuela muere aferrada a tu cuello cuando eres una niña, si no recuerdas un día de infancia sin trabajo, si te conviertes en adicta a la droga, si eres encarcelada, abandonada y rechazada, si te habitúas a los maltratos físicos y psíquicos durante toda tu vida, si el amor verdadero y puro que vuelcas en tus amantes, jamás es recompensado en la misma medida, probablemente te acercaras ser capaz de retratar qué es un verdadero lamento, sea cual sea el lenguaje que utilices.

La vida no es más que saber resistir. "Nunca sabemos qué es suficiente hasta que sabemos qué es más que suficiente"."... ya nada puede herirme más de los que he sido herida: (...)""Pero después la cosa pasa como pasa todo, una vez que has estado en el infierno". Has de ser duro, un poco loco y hasta tomártelo a risa de vez en cuando, aunque sea el sentido del humor más negro y seco del que  tuve noticia.

Es Billie contándonos su vida en "Lady Sings The Blues". El libro no está bien escrito pero, gracias a ello, es más auténtico. Supongo que contaría con ayuda para  pero hay mucho de ella en esas páginas, precisamente por la peculiaridad de algunos puntos de vista, por la amargura y esperanza que se desprende del retrato de una persona especial, tan dura y tierna a la vez.

Pronto supo que lo mejor del mundo era la música, la de Louis Armstrong y Bessi Smith escuchada en el tocadiscos del burdel donde limpiaba. La única vía de escape de una existencia despiadada y miserable.

Más que la técnica, para hacer algo verdaderamente grande, Billie cree que lo importante siempre es el sentimiento. Añora bandas de música como la de Count Basie donde muchos miembros no sabían leer música. Tiempos en los que todo parecía más espontáneo, menos preparado.

"No puedes copiar a alguien con la esperanza de funcionar mejor. Si copias, trabajarás sin verdaderos sentimientos y sin sentimientos, todo lo que hagas equivaldrá a nada". Siente cada verso, cada nota. Hay canciones que no puede cantar porque la destrozan. En muchas ocasiones termina llorando. "Mi canto se basa exclusivamente en los sentimientos. No puedo cantar nada que no sienta".

De telón de fondo el racismo de la sociedad estadounidense. En el sur al menos son claros: "No me gustas y se acabó". En el norte no son tan claros, el racismo está encubierto lo que en ocasiones es aún peor.En los círculos blancos es muy importante lo que piensan los demás. La hipocresía de un mundo lleno de códigos. El  cansancio de luchar durante sus giras en cada bar, en cada hotel, en cada club por un derecho a tomar una copa, al uso del baño; simplemente por un espacio, por existir.  A veces se vuelve  agotador estar peleando constantemente. Sobre el tema, construyó un himno que molestaba y entusiasmaba  a partes iguales, "Strange Fruit".

Puede que ahora ser una estrella de la música sea una sueño. Entonces había que trabajarlo cada día a un ritmo verdaderamente estajanovista con varias actuaciones al día a cambio de unos ingresos ínfimos. Por no hablar de las ridículas cantidades que le llegan al intérprete y autor por la venta de miles de discos.

De fondo, personajes míticos de la historia de la cultura popular: Billy Eckstine, Norman Granz, Jonhn Hammond, Lester Young, Sara Vaughan, Clak Gable, Orson Welles, Count Basie, Duke Ellington. Capítulo aparte merece su experiencia  en Hollywood, donde en "New Orleans" interpreta una criada de manual de la época, encarnando todos los estereotipos y prejuicios racistas más estúpidos y ofensivos.

En contraste, el descubrimiento de Europa es una suerte de paraíso. La fascinación de los aficionados, el tratamiento de la música como un arte que merece respeto , un valor en sí mismo. Chicos haciendo buen jazz en alas de la pasión y un trabajo que ella adivina ingente para tratar de transmitir algo con lo que el negro nace en Estados Unidos.  La veneración de los aficionados que conocían su vida mejor que ella misma. El respeto de críticos y público la deja literalmente descolocada, la desborda. Es feliz.

"Hasta que empecé a pensar que algún día podía llegar a ser feliz, lo cual, como de costumbre, resultó fatal". 

Toda su vida ella pidió ayuda y nadie le respondió. De ahí su sueño dorado.

"Me han dicho que nadie canta la palabra "hambre" como yo. Ni la palabra "amor".
Tal vez yo recuerde lo que quieren decir esas palabras. Tal vez soy lo bastante orgullosa para querer recordar Baltimore y Welfare Island, la institución católica y los tribunales de Jefferson Market, al sheriff en nuestra casa de Harlem, las ciudades y poblaciones donde recibí golpes y me hice cicatrices, Filadelfia y Alderson, Hollywood y San Francisco... todo aquello.
Ni todos los Cadillac y visones del mundo -y he tenido unos cuantos- pueden remediarlo o lograr que lo olvide. Todo lo que he aprendido en esos lugares y de esas gentes está contenido en esas dos palabras. Tienes que tener algo que comer y un poco de amor en tu vida para aguantar un condenado sermón de alguien sobre la forma en que debes comportarte.
Todo lo que soy y todo lo que deseo de la vida se remonta a esas cosas.
¡Fíjate en mi sueño dorado! Siempre ha sido el de tener una gran casa en el campo, un sitio en el que pueda cuidar perros extraviados y niños huérfanos, niños que no pidieron ser negros, azules, verdes o de un color intermedio.
A mí me bastaría con estar segura de una sola cosa: que nadie en el mundo los quiera. Entonces me los llevaría conmigo. Tendrían que ser ilegítimos, sin mamá ni papá."

Sobre su relación con las drogas.

Basta con que hagas un repaso a la historia de mi vida. Si en ella hay alguna moraleja es la siguiente:
Si piensas que la droga es para el placer y las emociones, estás loco de remate. Se pueden obtener más placeres siendo paralítico o viviendo dentro de un pulmón de acero. Si crees que se necesita droga para interpretar música o cantar, desvarías. La droga puede dejarte en un estado que te impedirá tocar o cantar.
Lo único que puede ocurrirte es que tarde o temprano te arresten, y cuando eso ocurre, jamás logras superarlo. Fíjate en mí."

Si tienes los años suficientes, no deberías dejar de valorar ese milagro del acceso instantáneo a tesoros que proporciona internet, el de poder verla interpretar sus suaves maullidos. Es verdaderamente alucinante. Aunque sea un sentir de señor mayor, no logro acostumbrarme. Os dejo con Lady Day, Con respeto y atención, por favor.

2 comentarios:

ned henry dijo...

y la palabra "memory" también.. las comparaciones son odiosas y con el permiso de Ella, pero para mi es la número uno. Saludos!

Atalanta dijo...

Recuerdos, sí. Un ajuste de cuentas seco y resignado con su pasado. Un "todo debería ser de otra forma pero es lo que hay". Ahí hay unas cuantas intocables, Nina, Aretha...