domingo, 13 de enero de 2013

La mugre y la furia


Toca punk.  La excusa, un interesante vídeo  , "Punk o cómo colgarse un imperdible de la nariz", que compartió Manuel Delgado en su blog.

Su verdadero valor radica es que se emitió en 1978, apenas unos meses después de la carta de presentación del movimiento y sin embargo ya poniendo de manifiesto todas sus contradicciones y la escasa longitud del recorrido que tiene un callejón sin salida, sobre todo si  si se mide conforme a patrones establecidos. Había un dicho de no recuerdo quién que rezaba: "Nunca se es suficientemente contradictorio". Precisamente ahí reside su valor. No se trata de articular un discurso sino precisamente de rebelarse contra cualquier tipo de discurso. El punk solo es energía, solo llama, solo actitud. Solo y tanto.

Partiendo de que la paternidad inglesa del punk es harto discutible si vamos más allá de la casquería y lo puramente estético, cualquier melómano mínimamente avezado sabe que el verdadero origen está al otro lado del Atlántico. Nada más punk que MC5 o The Stooges o ya más a las puertas de la explosión, Ramones. 

El mejor retrato de la detonación al que he tenido acceso es el magnífico documental de Julien Temple, "The filth and the fury" ("La mugre y la furia") donde se retrata con criterio y estilo todo el revuelo que causó la mítica entrevista de  Bill Grundy a los Sex Pistols en la BBC y sobre todo la repercusión de una gira por principio autodestructiva,  primero en Inglaterra  y más tarde por Estados Unidos. Otra recomendación: "24 hour party people", la película de Winterbottom sobre el legendario efecto del concierto de Sex Pistols el 4 de junio de 1976 en Manchester sobre la que en su día ya tratamos   aquí.

Volviendo al reportaje motivo de estas líneas,  lo que me parece más reveledaor es cómo un intelectual como Cabrera Infante o el periodista entrevistador se empeñan en ofrecer o demandar respuestas a un fenómeno que justo en el momento de intentar darle forma pierde toda su fuerza, ya que bascularía entre lo ridículo y lo incomprensible.

Pero sí hay notas comunes, pistas que nos ayudan a rastrear el camino. 

En el origen unas circunstancias históricas muy concretas. Otra crisis económica del sistema, vivida desde un entorno urbano deprimido, dan pie a una revolución existencial producto de una frustración muy similar a la que protagonizó el nacimiento del  rock and roll en Estados Unidos a finales de los años cincuenta. Curiosamente, el hastío vital de aquella chavalería tenía un germen opuesto, la abundancia material y de oportunidades para encajar en el sistema y convertirte en uno más, provocaba un déficit espiritual también difícil de identificar y definir. 

El individuo como la única referencia válida. El "Do it yourself" como paradójica excusa para el alineamiento con todos los demás francotiradores de cuero negro que en unos meses surgen por doquier. El objetivo, la lucha contra la alienación de una sociedad que poco a poco mata lo valioso y espontáneo que llevamos dentro. 

De ahí la revolución contra las normas -no está claro el papel que juega la violencia-, contra una concepción consumista de la vida, contra los políticos, contra la mentira de los ideales de esos hippies reprogramados por el sistema. Es el NO, es el BASTA. Es el no quiero ser como tú. "Nadie es inocente".

Y la música, claro. El ruido y la urgencia para contestar a lo comercial y a vacas sagradas que como los Stones se hallan en vía de convertirse en bufones de la Corte. El grito y la rabia para convertirse en portavoces de una generación, para expresar más que las mil sutilezas de los virtuosos de la época que, enamorados de sí mismos, habían domesticado y se habían adueñado del rock and roll de la época. Visto con la perspectiva que da el tiempo, desde mi atalaya musical, disfruto lo mismo con  Led Zeppelin que con "Never Mind the Bollocks", un atolondrado y arrollador debut con derecho propio para figurar entre los diez mejores discos de de rock de la historia, capaz de retratar una época, lo que siempre será mucho decir.

Si tuviéramos que decir si el punk triunfó o simplemente se fue antes de nacer, podríamos  tirar del  famoso dicho de que murió de éxito. Desde que el movimiento tiene visos de convertirse en moda -por lo visto en el vídeo, desde sus mismos orígenes-, desde que es analizado por los grandes medios, desde que cada discográfica quiere su banda malcarada y su parte del pastel, aquello ya fue otra cosa. Sin embargo, como en cualquier fenómeno de este cariz,  siempre permanecerán alertas los  más integristas para renegar de cualquier vínculo que los emparente con todo aquello que precisamente quieren combatir en una, a mi juicio, desigual pelea.

Por otra parte, hoy constatamos que a pesar de que el acta de defunción del movimiento fue firmada casi desde el principio, la actitud punk remonta décadas sin aparente esfuerzo. El movimiento permanecerá latente y romántico para siempre jamás,  brotando en la sociedad con más o menos fuerza en función de las circunstancias vitales de la juventud de cada generación, de sus inquietudes y formación y de esa ley del péndulo no escrita que es la historia del rock and roll o cualquier forma de expresión asociada a la cultura popular.  "No future". Nunca una frase tuvo tanto arraigo, tanto tiempo por delante.

Hoy el término y la estética son pasto de revista de tendencias y poco falta para una planta alternativa en los grandes almacenes. ¿Que un icono proto-punk como Iggy Pop anuncie colonia por Navidad es simplemente desolador o acaso puede encarnar el gesto más punk que te puedas echar a la cara?

No, al final no comparto una canción de la época sino una posterior de quizá el personaje más valioso que dio toda la escena. Un tipo inteligente, talentoso y con una integridad de la dureza del granito. 

2 comentarios:

Miguel dijo...

Hace poco leí que Strummer corrió varios maratones, incluso hizo el de Londres en 3h20' con cresta a lo mohicano en 1.983. Curioso.

Atalanta dijo...

Acojonante dato, Miguel. No lo sabía. Si ya lo tenía en un altar, lo que me faltaba. :) Busqué información y lo que más me gustó fue el tapering cervercero, ja, ja. Algún maratón he tenido yo de esos.