martes, 13 de enero de 2015

Maratón del Valle del Ladrillar





Una semana después, mi intención, la misma: una distancia maratón fuera de tiempo. Solo, no hice convocatoria en facebook porque la gente anda medio engarañá con lo del frío y ciertamente puede ser mucha distancia a estas alturas de la temporada para la mayoría de la gente, sobre todo si no se sale de Ciudad Rodrigo, y hay que andar negociando la vuelta con el coche. Después de manejar varias opciones, opté por la Ruta de Alfonso XIII. Mi punto de partida sería el límite provincial, en lo alto del puerto que conduce hasta Casares de Hurdes. Yo elegí el otro sentido, tres kilómetros de asfalto que conducen hasta la cima del Pico de las Carrascas, salvando ese cuestón que siempre que haces en bici, te parece más duro y más largo de lo que recordabas. Tras el aperitivo, pronunciado y rápido descenso por un precioso sendero hasta Riomalo de Arriba. 

Desde Riomalo hasta Ladrillar, apenas cuatro kilómetros junto al Río Ladrillar, sin dificultades relevantes. De Ladrillar hasta Cabezo, 7 kilómetros más, la mayoría picando para arriba, pero que se hacen bien corriendo. Conocía el variado y atractivo sendero del Kilómetro Vertical de Las Hurdes de junio - ayer hasta me traje un recuerdo-. Creía que desde Cabezo a Las Mestas el camino seguiría con la misma tónica pero no es así; a partir de aquí, el camino que se recorre es el de una pista amplia a media ladera, más rápida, pero sin encanto especial, aparte de la vista de las montañas que encajonan el valle. Desde Cabezo parece ser que sale una senda hacia Batuecas, variante a explorar para una próxima ocasión. 

Al llegar a Las Mestas había recorrido casi 24 kilómetros. En principio, mi intención era la de regresar por la misma ruta, pero me notaba cansado y decidí volver por la carretera, considerándola una opción más corta y fácil.

Desde el primer momento vi que no andaba bien, que ya iba penando más de la cuenta. Esta carretera la hecho varias veces en bici y sé que, en este sentido, pica casi toda para arriba pero nunca me habían parecido tan largas las cuestas. En Cabezo, tirando de la excusa de  que me empezaban a doler los pies por llevar las zapatillas de goretex y calcetines gruesos, al creer que iba a hacer más frío, me senté unos minutejos para mojarlos y masajearlos. 

Toda la larga cuesta de varios kilómetros que precede y sigue a Ladrillar la hice caminando a buen ritmo porque no podía correr, iba fundido. El tramo plano y descenso hasta Ríomalo sí me dio un respiro para echar el resto, mis últimos kilómetros trotando malamente hasta el pueblo, donde al pisar la pista que me llevaba de nuevo hasta el sendero de ascenso a Las Carrascas, me digo que basta, que se terminó, que no puedo con el alma, que toca sobrevivir paso tras paso. Solo he comido un par de pastelitos y unos arándanos, echo de menos el gel que olvidé en el coche, pero tengo un mazapán. Comienzo a subir consciente de que estoy pasando un pajarón de los buenos, subo todo lo lento que puedo y aún así, me cuesta horrores; a mitad de monte, parece que me siento algo mejor, supongo que sería la absorción de los azúcares del mazapán. Por fin llego arriba, de aquí, prácticamente 3 kilómetros de descenso hacia el coche por asfalto, pero simplemente no puedo correr, es lo que hay. Al menos hace buen día para dar este paseo final con cara de asco, entre la deshidratación y el desfallecimeinto. Se me acabó la batería -la del GPS, la mía mucho antes-,  en el Kilometro 39 con 4 horas y 20 minutos  y creo que he terminado con casi cinco horas y media para casi 44 kilómetros, lo que da idea del viacrucis final. 

Cuando llegué a casa, Susana ya vio el percal: pómulos marcados y ojos hundidos. Me pesé: 69,4 Kgs, cuatro menos que al salir. Esta mañana ya 72,3 Kgs. Sé que sufrí y seguí tirando para delante con ganas cuando ya casi no tenía nada hasta estrellarme, y eso desgasta como poco, es desangrarse metro a metro. Espero que, al menos, sirva como entrenamiento.

No llevaba fotos, me he apropiado en internet de algunas del recorrido tomadas en otras épocas del año. La próxima, mejor, seguro.

"¡¡YO SOY ESPARTACO!!"

4 comentarios:

CiegoSabino dijo...

Salvo que prefieras que te coman los buitres no hay otra que seguir, jajaja.

Buen entreno; no se sabe para qué, ni qué pueda tener de bueno, pero ya sabes, frase hecha.

Atalanta dijo...

Bien sabes que la orografía vallecana viene siendo muy similar a la hurdana :)

ramonet dijo...

Vaya páliza, pero por tu descripción parece un mix perfecto de la suma de una Media de montaña y una de asfalto picando para arriba. Y lo tuyo debieras patentarlo, ni Dieta Dunkan ni leches

Atalanta dijo...

Y mira que se me hizo bastante más dura la parte de asfalto. En la bici, esos 15 kms. pasan más rápido. De lo del peso, sí, ya se lo decía a Susana que anda peleando con un par de kilos para volver a los mismos de antes de embarazarse, que se viniera una mañana de estas conmigo :)