viernes, 2 de febrero de 2018

La tortuosa redacción del nuevo Index librorum prohibitorum


Caro Baroja llamaba socilogistmo a esa absurda práctica consistente en enjuiciar con criterios actuales fenómenos y productos generados en contextos históricos pasados. 

A cuenta de las últimas decisiones sobre retirada de cuadros de museos por no adaptarse a los cánones de lo tolerable según la mentalidad actual, me pregunto si con el tiempo y el progresivo rigor de los criterios que definen lo correcto, podrá quedar algo que se salve de la quema, si permanecerá algún museo abierto . Y es que el mundo de la cultura está poblado de personajes y autores miserables, temáticas y discursos hoy no entendibles o de simples exponentes de otro tiempo, que nunca podremos llegar a comprender al haber sido programados en ambientes muy distintos.

Querer reducir el arte a lo edificante o a lo tolerable es sencillamente matarlo, es hurtarle su inherente factor de provocación. Realmente me admira  que la poderosa mayoría de zoquetes integristas que promueven estos sinsentidos son gente leída y estudiá, lo que hace preguntarme por la orientación del sistema educativo vigente.

Me resulta difícil marcar fronteras con  las actitudes de otros ilustres chalados en estos ámbitos,  la del ISIS, las de los movimientos iconoclastas, la que encarna nuestro clásico Índice de libros prohibidos o las recurrentes pilas de libros que se han amontando a lo largo de la Historia; puede que hasta ahora sea una simple diferencia de grado en la respuesta. Mas al final acaberemos como los de las runas, haciendo ferias de arte degenerado. Al tiempo.

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